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Gare de l'Homme

Gare de l’Homme
Je t’attendrai
Sous la grande horloge de cristal
Un brin de muguet en boutonnière

 


Sur le quai
Je serai là
Nu comme au premier jour
Afin que nos retrouvailles
Soient une renaissance

 


La locomotive entrera
Avec son cortège d’années
Sa robe en fer
Suintante de suie
De flocons de feu


Peu à peu, s’estompera le cri des châssis
La folie ardente de sa bouche
Un dernier râle de fumée

 


La course de la machine, arrêtée
La grande horloge tintera doucement
L’exactitude de la présence

 


Gare de l’Homme
Nous serons cent, mille
Ou peut-être serai-je seul
À t’attendre sur le quai
Un rayon de mai en boutonnière

 


Pour te nommer
Un sourire candide


Et peu importe
Si personne d’autre ne vient
J’emmènerai villages, villes et ports
Toutes les pierres, tous les noms
Dans mon baluchon de lin

 


Des larmes
Comme un envol de cigales
Baigneront les champs de lavande
Les toits, la somnolence des vitraux
Le banc, au pied duquel
Muselée, couche l’attente

 


Sous la grande horloge de cristal
Mes yeux ridés d’avoir tant guetté
Ces massifs rocheux d’abruptes étreintes
Ces nuages aux visages effarés

 


La cantilène sèche du vent
Le sel des heures
Auront déposé leur trace
Un baiser de veille sur mes paupières

 

 

- - -

 


Ton soulier fleuri
Effacera le piétinement des aiguilles
L’obsession des ombres sur le cadran
Et la mélancolie d’un vieil orme
Courbé sur la distance


Nous serons de nouveau
Nus comme au premier jour
Unis comme à la première nuit

 


Ces chats indiscrets
Sur rebord de la fenêtre
Et la toile argentée
Que la lune tissera
Sur nos lèvres

 


Et dans tes bras
Homme
Je t’aimerai
Liberté

Estación del Hombre

Estación del hombre

Esperaré por ti

Bajo el gran reloj de cristal

Una brizna de muguete en mi ojal


 

Estaré allí

En el muelle

Desnudo al igual que el primer día

Para que sea un renacimiento

Nuestro encuentro


 

Entrará la locomotora

Con su añejado cortejo

Su vestido de hierro

Cubierto de hollín

Y oropeles de fuego


 

Poco a poco se esfumará el grito de los bastidores

La locura ardiente de su boca

Un último estertor de humo


 

Detenida la carrera de la máquina

El gran reloj suavemente teñirá

Con exactitud la presencia


 

Estación del hombre

Seremos cien, mil

O quizá solo yo

Esperándote en el muelle

Un rayo de mayo en el ojal


 

Para nombrarte

Una cándida sonrisa


 

Y poco importa

Si nadie más viene

Llevaré pueblos, ciudades y puertos

Todas las piedras, todos los nombres

En mi hatillo de lino


 

Lágrimas

Como vuelo de cigarras

Bañarán los campos de lavanda

Los techos, la somnolencia de los vitrales

Y la banca, donde amordazada

Yace la esperanza


 

Bajo el reloj de cristal

Mis ojos arrugados de tanto acechar

Esas serranías con abrazos abruptos

Aquellas nubes de rostros asustados


 

La cantilena seca del viento

La sal de las horas

Habrán dejado su huella

Un beso de vigilia sobre mis párpados

- - -

Tu zapato florecido

Borrará el pasar de las horas

La obsesión de las sombras en el reloj

Y la melancolía de un viejo olmo

Inclinado en la distancia

Estaremos nuevamente

Desnudos al igual que el primer día

Unidos como la primera noche


 

Los gatos indiscretos

Al borde de la ventana

Y la tela plateada

Que la luna tejerá

Sobre nuestros labios


 

Y en tus brazos

Hombre

Te amaré

Libertad

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